El fútbol femenino es mucho más que un deporte: es la historia de una lucha por la igualdad, la visibilidad y el reconocimiento en un terreno que durante décadas estuvo reservado a los hombres. Sus orígenes están llenos de esfuerzos pioneros, de mujeres que, pese a los prejuicios sociales y las trabas institucionales, se atrevieron a calzarse los botines y demostrar que también podían brillar en la cancha. Desde los primeros encuentros locales en Lima hasta la expansión en toda América, la evolución de este deporte refleja la perseverancia de generaciones enteras.
Aunque sus inicios fueron modestos y muchas veces relegados al silencio, el entusiasmo del público y la pasión de las jugadoras mantuvieron viva la práctica. Partidos históricos, como aquel clásico entre Alianza y Universitario, o la participación de clubes como Sporting Cristal, Melgar y Manucci en la liga femenina, marcaron hitos importantes. Además, la selección peruana, en torneos sub y mayores, empezó a ganar terreno, logrando que el país aparezca en la tabla de posiciones de torneos sudamericanos y que los medios deportivos generen cada vez más noticias en vivo sobre su desempeño.
Hoy, mirar hacia atrás en la historia del fútbol femenino es reconocer la fuerza de esas primeras generaciones que desafiaron los estereotipos y abrieron camino. Entender cómo surgió y cómo se expandió nos permite apreciar no solo los logros actuales, ligas profesionales avaladas por la FIFA, jornadas con gran cobertura mediática y títulos que inspiran, sino también el legado de perseverancia y resiliencia que lo sostiene. Cada gol, cada victoria en la ida o vuelta de una jornada, cada equipo que se impuso o venció en la cancha, son parte de una clasificación histórica que hoy nos permite disfrutar de un deporte más justo, emocionante y competitivo.
Fútbol femenino historia: Hechos más importantes
Primeros pasos y aparición pública

El primer intento organizado y registrado de fútbol femenino moderno se sitúa en Inglaterra: en 1895 se creó el British Ladies’ Football Club, impulsado por Nettie Honeyball (Mary Hutson) con el patrocinio de Lady Florence Dixie; su primer partido público, celebrado en Crouch End (Londres) el 23 de marzo de 1895, enfrentó a un equipo del “Norte” contra uno del “Sur” y reunió a decenas de miles de espectadores, mostrando desde temprano que el interés social por el deporte femenino podía ser grande si se le daba visibilidad.
Durante la Primera Guerra Mundial (1914–1918) la práctica femenina cobró fuerza en Inglaterra porque muchas mujeres trabajaban en fábricas (municiones, ferrocarriles) y organizaron equipos para recaudar fondos y entretenimiento. Un ejemplo icónico fue el club Dick, Kerr’s Ladies FC (Preston), fundado en 1917, que llegó a jugar centenares de partidos, atraer enormes audiencias y convertirse en símbolo de que las llamadas “munitionettes” jugaban con calidad y profesionalismo, hasta que las trabas institucionales limitaron su crecimiento.

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Represión institucional en Inglaterra: la prohibición de 1921
En 1921 la Football Association (FA) dictó una norma que prohibía el uso de los estadios afiliados para partidos femeninos (no podía impedir jugar en absoluto, pero sí negaba instalaciones oficiales), argumentando motivos médicos y de “adecuación” de la práctica para mujeres. Esa decisión frenó décadas de expansión oficial: muchos equipos se vieron forzados a jugar en terrenos no oficiales, perder apoyo económico y desaparecer o pasar a la clandestinidad. La medida marcó un paréntesis hasta la reorganización del movimiento femenino en los años sesenta-setenta.
Revitalización y torneos “no oficiales” (décadas 1960–1970)

A partir de los años 60 la lucha social por derechos y el cambio cultural posibilitaron la reaparición organizada del fútbol femenino en Europa y América. En 1969 se fundó la Women’s Football Association (WFA) en Inglaterra (reagrupando clubes y presionando por reconocimiento oficial). A su vez, en la coyuntura previa al reconocimiento pleno por parte de las federaciones nacionales, surgieron organizaciones y promotores privados que montaron torneos internacionales no sancionados por la FIFA.
Uno de esos organismos fue la FIEFF (Federation of Independent European Female Football), que organizó la “Coppa del Mondo” de 1970 en Italia y la edición de 1971 en México, dos eventos masivos que demostraron la capacidad de convocatoria del fútbol femenino pese a la falta de reconocimiento oficial.
México 1971 y la visibilización masiva
El torneo no reconocido de México 1971 (organizado por FIEFF) es uno de los hitos simbólicos: la final entre Dinamarca y México disputada en el Estadio Azteca congregó más de 100.000 espectadores (las cifras contemporáneas estiman entre 100–112 mil asistentes), lo que demostró que el fútbol femenino podía llenar grandes recintos y generar interés masivo, aun cuando la FIFA no lo reconociera entonces. Este episodio quedó en la memoria y, en años recientes, varios documentales y artículos han recuperado la historia (ej.: Copa 71).

Otros países pioneros en Europa y las diferencias institucionales
🇫🇷 Francia: Registros de partidos femeninos desde los años 1910–1920 y enfrentamientos con equipos ingleses (por ejemplo, Dick, Kerr’s Ladies jugó ante público masivo en 1920), con una tradición paralela de encuentros de exhibición que luego evolucionó hacia estructuras más formales a fines del siglo XX.
🇮🇹 Italia: Además de acoger el torneo FIEFF de 1970, en Italia hubo una red de clubs y promotores que contribuyeron a que la práctica femenina no desapareciera; algunos partidos italianos de esa época han sido catalogados posteriormente como importantes para la difusión regional.
🇩🇪 Alemania: Tras décadas de resistencia institucional (DFB limitó la práctica por años), la liberación formal se produce alrededor de 1970 y ya en la década siguiente se organiza la competición nacional que desembocó en una Bundesliga femenina; la normalización en Alemania fue tardía pero fructífera.
América Latina: prohibiciones, eventos masivos y ritmos desiguales
En América Latina el desarrollo siguió ritmos distintos según cada país:
🇲🇽 México (1971): El torneo celebrado en México despertó pasiones y demostró la capacidad comercial y popular del fútbol femenino, pero el hecho de que fuese no oficial (y la falta de apoyo de federaciones) hizo que sus efectos institucionales fueran limitados en el corto plazo.
🇧🇷 Brasil: Sufrió una prohibición formal que restringió el deporte femenino (incluyendo fútbol) en el país hasta 1979; la prohibición relegó la práctica a circuitos informales y dejó huellas profundas en la infraestructura y la cultura deportiva femenina brasileña.
🌎 Resto de la región: La falta de inversión, roles de género conservadores y ausencia de políticas estatales o federativas hizo que, en general, el fútbol femenino creciera más por impulsos locales (colegios, universidades, asociaciones comunitarias) que por planes nacionales coordinados hasta bien entrados los 90 y 2000.
Historia del futbol femenino en Perú: inicios locales, el partido de 1971 y los pasos hacia la oficialidad
Hay registros fotográficos y crónicas que muestran equipos femeninos peruanos desde mediados del siglo XX (en prensa limeña aparecen imágenes y reportes de partidos de exhibición ya en los años 50), lo que sugiere una práctica intermitente y local antes de la organización formal. Por ejemplo, existen imágenes de un equipo femenino de Universitario datadas en la década de 1950, las cuales representan uno de los primeros capítulos en la historia del fútbol femenino peruano.
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El 21 de julio de 1971 se jugó en Lima un encuentro entre un combinado peruano y la selección femenil de México (partido celebrado en el Estadio Nacional). El resultado fue favorable a México (3–2 o 3–1 según algunas crónicas) y el partido es recordado como el primer cotejo internacional femenino celebrado en el Perú; la alineación de aquel equipo peruano ha sido recuperada por testimonios y reseñas históricas (nombres recurrentes en las fuentes: Rosa Hurtado (arquera), Rosario Constantino, Norma Quiñones, apodada “La Chumpitaz”, Zoila León, Raquel Antayhua, entre otras. Organizaciones públicas y medios han reconocido públicamente a esas jugadoras pioneras.
Aunque hubo torneos y actividades regionales durante las décadas siguientes, la organización oficial de torneos de clubes en el Perú empezó a tomar forma con el Campeonato Metropolitano de Fútbol Femenino (1996), considerado el primer torneo organizado bajo el paraguas de la Federación Peruana de Fútbol (FPF). Desde entonces la estructura evolucionó: Campeonato Nacional (2008–2017), Copa Perú Femenina (2018–2019) y el nuevo formato profesional denominado Liga Femenina FPF, impulsado por la FPF en 2020 y con su primera temporada real en 2021 (por la pandemia la edición 2020 no se jugó). Estos hitos institucionales marcan el tránsito hacia la profesionalización y la descentralización regional del fútbol femenino peruano
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Obstáculos constantes en las primeras décadas
A pesar de partidos multitudinarios en algunos episodios (p. ej. México 1971) y de equipos pioneros como Universitario o Alianza que luego tendrían más protagonismo en Lima, el desarrollo histórico del fútbol femenino peruano y mundial encontró siempre obstáculos estructurales:
🚫 Prohibiciones o restricciones institucionales (caso Inglaterra 1921, Brasil 1941–1979) que limitaron el crecimiento y la profesionalización temprana, impidiendo que ligas, selecciones y hasta torneos FIFA consolidaran su evolución en esta etapa inicial.
💸 Escasez de inversión y patrocinio: la mayoría de equipos femeninos operaron con presupuestos mínimos, apoyos locales o “autosubsistencia”. Mientras tanto, en otros países de América o Europa, clubes como Sporting o Melgar apenas figuraban en noticias y la clasificación a copas internacionales quedaba en segundo plano frente al fútbol masculino.
📰 Cobertura mediática débil o sesgada: muchos encuentros, clásicos y partidos de ida y vuelta quedaron fuera de la tabla de posiciones o de cualquier registro formal. La prensa prefería resaltar títulos masculinos, relegando los logros de equipos femeninos. Así, se borró memoria histórica sobre jornadas en las que una selección femenina se impuso, venció o jugó partidos memorables que hoy apenas sobreviven en archivos.
⚖️ Barreras culturales y de género: prejuicios sobre la “idoneidad” del deporte para mujeres y estereotipos sobre el cuerpo y la feminidad, presentes en discursos políticos y médicos de época, que disuadieron inversiones, patrocinios e incluso la creación de ligas juveniles sub.
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¿Por qué los orígenes del futbol femenino importan hoy?
Los episodios tempranos (equipos pioneros, partidos multitudinarios, prohibiciones) explican por qué la profesionalización del fútbol femenino llegó tarde en Perú, América y otras regiones. La memoria institucional fue intermitente y muchas trayectorias se cortaron por decisiones políticas, clasificaciones truncas y falta de interés económico.
Reconocer estos orígenes permite visibilizar a las pioneras (jugadoras, entrenadoras, promotores), reivindicar su legado y entender que los problemas actuales (infraestructura, salarios, difusión, cobertura en vivo) no son naturales sino el resultado de decisiones históricas. Hoy, cuando la Champions League femenina, la Copa América, la League y hasta clubes como Manucci, Ilucan o Biavo empiezan a figurar en noticias, queda claro que la evolución del fútbol femenino tiene un pasado de luchas que explica su presente.













